en la faz de la tierra.
La que carga con tanto afán
por ocho largos meses, mi pequeño ser.
La que en sus brazos me tomó,
luego mis mejillas besó.
La que cambiaba mi llanto por una sonrisa.
Mi madre la que ha soportado, mis gritos
y caprichos, la que por mi culpa
mucha veces ha llorado
y aún con todo lo malo me ha apoyado.
Mi madre, mi vida, la caricia de mis heridas.
María José López Reyes